En el fascinante mundo de la ingeniería de alimentos, donde la innovación y la creatividad converge, surge una responsabilidad fundamental: garantizar la seguridad de quienes disfrutan de los productos alimenticios. La declaración precisa de alérgenos en las etiquetas se convierte en un faro esencial, guiando a consumidores y profesionales hacia la elección consciente y segura de alimentos.
Los alérgenos son sustancias que, para algunas personas, pueden desencadenar reacciones adversas al consumir alimentos que los contienen.
Tipos de alérgenos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado 14 alérgenos alimentarios principales que son responsables de la mayoría de las reacciones alérgicas en todo el mundo. Estos alérgenos son:
- Cereales que contienen gluten: trigo, centeno, cebada, avena y sus variedades híbridas.
- Crustáceos.
- Huevos.
- Pescado.
- Cacahuetes.
- Soja.
- Leche y sus derivados.
- Frutos secos: almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, pistachos y nueces de macadamia.
- Apio.
- Mostaza.
- Granos de sésamo.
- Dióxido de azufre y sulfitos en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/litro.
- Altramuces y productos a base de altramuces.
- Moluscos.
Estos 14 alérgenos son reconocidos internacionalmente y son fundamentales para las regulaciones de etiquetado alimentario en muchos países. Es importante tener en cuenta que los requisitos de declaración de alérgenos pueden variar ligeramente según las regulaciones específicas de cada país, pero estos alérgenos suelen ser los principales en todo el mundo.
Importancia de declarar los alérgenos en las etiquetas de alimentos
La declaración precisa de estos alérgenos en las etiquetas no solo es una obligación regulatoria, sino también un acto de empatía hacia la diversidad de necesidades alimenticias. Las empresas alimentarias, conscientes de su papel en este proceso, deben proporcionar información transparente para permitir a los consumidores tomar decisiones informadas y seguras.
En cada bocado se esconde la posibilidad de desencadenar reacciones alérgicas, y es en la transparencia de las etiquetas donde reside nuestro compromiso con la salud pública. Los ingenieros en alimentos, arquitectos de experiencias culinarias, se erigen como guardianes de esta información vital.
Desde alergias comunes hasta aquellas más inusuales, la identificación clara y precisa de alérgenos se convierte en la piedra angular de la confianza del consumidor, construyendo puentes entre la ciencia de los alimentos y la seguridad de quienes los disfrutan.
Declarar los alérgenos no es solo una obligación regulatoria, sino un acto de empatía y cuidado hacia la diversidad de necesidades alimenticias. Al abrazar esta responsabilidad, los ingenieros en alimentos se convierten en arquitectos de confianza, construyendo una conexión indeleble entre la creatividad culinaria y la seguridad alimentaria.